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Oclocracia y Educación

  • Gerardo Tozzi
  • 13 sept
  • 3 Min. de lectura
Imagen genérica de un edificio que ilustra metafóricamente la institución política con personas alrededor.
La degeneración de los sistemas de gobierno

OCLOCRACIA: Polibio, historiador griego, en su obra Historia libro VI, 3,5-12,4.1-11 sobre el 200.a. C. llamó Oclocracia al fruto de la acción demagógica y la definió como "tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas”.

Según la teoría cíclica de los sistemas políticos es la sexta fase, el peor de los sistemas políticos, el ultimo estado de degeneración del poder.


Características:

1) Apelación a emociones irracionales.

2) Promoción de la discriminación.

3) Fanatismos.

4) Miedos e inquietudes.

5) Deseos injustificados o inalcanzables. Creados.

6) Uso frecuente de la oratoria y la retórica.

7) Control de la población.

8) Apropiación de los medios de comunicación.

9) Control de los medios de educación.

10) Desinformación.


El chiste que viene a continuación es demostrativo de cómo son los oclócratas, que se dicen llamar políticos defensores del estado de derecho y cuando les conviene hasta republicanos.

Pero alguien los elige. ¿Quién los elige?, ¿yo señor?, ¿no señor? ¿usted señor?, ¿no señor?, los eligen los sátrapas y ¿Dónde se forman los sátrapas?, sí, usted adivino: en la escuela, la generosa escuela argentina en la cual por solo concurrir se le paga a los pobres y se aprueba. Bajo la amenaza de contribuir a la exclusión de la propia pobreza, sírvase leer después del presente chiste la siguiente ficción que no es para llorar, es para aprobar.

Por ese solo gesto de irresponsabilidad la pobreza en esta tierra podría ser justa y la violencia salvaje su castigo.


Un chiste en forma de cuento

POLÍTICA + EDUCACIÓN = NEGOCIOS = ÉXITO | COSTO = 0


EXISTE EL CRIMEN PERFECTO: SE LO EXPLICAMOS A TRAVES DE UN CUENTO.

Un alumno y una alumna que concurrían a clase se percatan que están perdidos, maniobran sus cuerpos tambaleantes por el patio de la escuela, tratan de despejar su modorra por el baile de egresados número 8 que tuvieron ese mes y preguntan a un adulto que pasaba a su lado.

Disculpe: ¿podría usted ayudarnos dice uno de ellos?

Hemos quedado a las 10.30 horas en concurrir a clase, llevamos media hora de retraso y no sabemos qué materia ni qué tema debíamos cursar, si Política o Administración de Negocios.

El adulto les responde: claro que sí, se encuentran en el colegio, en el nivel medio, algunos le dicen escuela secundaria, están cursando 5to año, en un régimen del ciclo superior, es una asignatura no promocionable, y cursan Ética Política y Bien Común, la unidad 7 de ambas asignaturas.

Es usted profesor ¿verdad? dice el alumno varón. Sí señor, le contesta el adulto; ¿Cómo lo ha adivinado?


El alumno le dice; muy sencillo, porque todo lo que me ha dicho es técnicamente correcto, pero prácticamente inútil, continuamos perdidos, llegaremos tarde y no sabemos qué hacer con su información.


El profesor les pregunta: ustedes son alumnos de quinto año que tienen derecho a votar, ¿verdad?

En efecto -responden orgullosos el joven y la señorita. Y ella agrega: ¡en unos meses más a ser elegidos también!

Continúa el profesor; no saben dónde están, ni hacia dónde se dirigen. Han hecho la promesa de estudiar que, por supuesto, no pueden cumplir, y menos aprobar, y esperan que otro les resuelva el problema.


De hecho, están ustedes exactamente en la misma situación que estaban antes de preguntarme, pero ahora por alguna extraña razón parece que la culpa es mía.

Los dos alumnos se quedaron callados y el profesor se dio media vuelta; cuando comenzó a retirarse giró sobe sus talones y les preguntó:

Alumnos ¿Qué bachillerato cursan?

La alumna rápidamente se adelantó y dijo: cursamos el BACHILLERATO EN ADMINISTRACIÓN DE NEGOCIOS.

25 AÑOS DESPUÉS LOS ALUMNOS DEVENIDOS EN ADULTOS OCLÓCRATAS ADMINISTRARON FORMIDABLE NEGOCIO: EL ESTADO.

Y los sátrapas descubrieron que no solo eran pobres, sino que también eran ignorantes y no tenían jubilación, pero el profesor ya estaba muerto y nadie se acordaba de él.

EL CIUDADANO que vale menos que la bala que lo mata.

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