El problema del Estado no es su tamaƱo
- Prof. Cristian Giambrone
- 19 ene 2024
- 4 Min. de lectura

¿El problema es el Estado y su tamaño?
DirĆa que el problema del Estado no es su tamaƱo.
El problema con el Estado es la corrupción estructural y el robo sistemĆ”tico en forma de prĆ©stamos en dólares fugados al exterior, o en forma de emisión monetaria y deuda interior para financiar el dĆ©ficit Estatal por mala administración. Eso se soluciona con voluntad polĆtica, que se traduzca en mecanismos institucionales y legales anticorrupción bien severos, pesados, estrictos e inflexibles.
Con que el Estado no gaste mÔs de lo que recauda, y a su vez, que lo que recaude se destine a inversiones en infraestructura y servicios rentables en vez de a pagar campañas electorales, hacer clientelismo populista, pagar coimas y/o llenar los bolsillos de los funcionarios es suficiente, incluso es lo que hace falta para convertirnos en una nación próspera.
Si el Estado tiene empresas rentables puede participar del mercado e incidir indirectamente en el sistema de precios con su tipo y calidad de oferta, como un competidor serio, pesado y competitivo, orientƔndolo a lo que considera digno, valorable, deseable.
Los Estados son los que otorgan y garantizan (o deberĆan hacer eso) derechos, y siempre que haya derechos hay responsabilidades concomitantes. Eso es tambiĆ©n oferta y demanda (para los que gozan de esa lógica extrapolĆ”ndolo a todo), pero en otro sentido: el Estado ofrece derechos, asistencias, servicios esenciales (o no), pero a cambio reclama (demanda) una contraprestación (por ejemplo, impone como condición una contribución económica).
Casi que podrĆamos decir que el Estado funciona, o deberĆa funcionar, como una gran y gigante semi-cooperativa.
Ahora bien, si se garantizara (debe garantizarse eso) una verdadera división de poderes real y fĆ”cticamente autónomos, no deberĆa haber conflicto de intereses entre normas, leyes, regulaciones de estĆ”ndares de calidad, salubridad y sostenibilidad ecológica, etc. en el que serĆa el Estado el que pone las normas y condiciones de producción de bienes y servicios que lo beneficien en calidad de juez y parte porque participa como competidor en el mercado con sus empresas estatales.
Si hubiera real división de poderes, el legislativo es el que pone e impone esas regulaciones y estĆ”ndares conforme a la razón y la evidencia cientĆfica disponible en el momento, y el Estado participarĆa como un competidor mĆ”s en las actividades de mercado.
Pero para eso es sin dudas necesario y vital garantizar y promover (alentar, incentivar) la participación ciudadana directa y abandonar lo mÔs posible el modelo de la representatividad.
La representatividad tiene similares y nefastas consecuencias, por su autoritarismo, verticalismo y discrecionalidad que la del modelo de empresa privada con sus dueños y sus CEOs: el despotismo y el afÔn desmedido de lucro (sea en forma de rendimiento electoral o monetario según uno y otro caso).
Esa forma de lucro tiene siempre como corolario la concentración de poder (polĆtico o económico, o ambos) en pocas manos.
Ya lo decĆa Adam Smith, el padre del liberalismo económico, en su famosa obra La Riqueza de las Naciones:
āEl interĆ©s de los empresarios siempre es ensanchar el mercado, pero estrechar la competencia. La extensión del mercado suele coincidir con el interĆ©s general, pero el reducir la competencia siempre va en contra de dicho interĆ©s, y sólo puede servir para que los empresarios, al elevar sus beneficios por encima de lo que naturalmente serĆan, impongan en provecho propio un impuesto absurdo sobre el resto de sus compatriotasā.
Lo confirman, muchos años después, algunos datos económicos mundiales[1]:
āDesde el aƱo 2020, y durante los primeros aƱos de esta dĆ©cada, la riqueza conjunta de los cinco hombres mĆ”s ricos del mundo se ha duplicado con creces. Durante el mismo perĆodo, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel global se ha reducido.
Si cada uno de los cinco hombres mĆ”s ricos gastase un millón de dólares diarios, les llevarĆa 476 aƱos agotar su riqueza conjunta.
El 1 % mÔs rico de la población mundial posee el 43 % de los activos financieros globales.
El 1 % mÔs rico de la población mundial genera tantas emisiones de carbono como los dos tercios mÔs pobres de la humanidad.
Ćnicamente el 0,4 % de las 1600 empresas mĆ”s grandes e influyentes del mundo se comprometen pĆŗblicamente a pagar a sus trabajadores y trabajadoras un salario digno y a abogar por el pago de salarios dignos en sus cadenas de valor.
Una trabajadora del sector sociosanitario necesitarĆa 1200 aƱos para ganar lo que un director general de una de las empresas de la lista Fortune 100 acumula en promedio en tan solo un aƱo.ā
El tiempo le dio la razón a Smith.
La solución, la propuesta alternativa al capitalismo estĆ” a la vista, un Estado como el que describo, que tome lo mejor de ambos mundos (socialista y capitalista) en el que la institución polĆtica no intente dirigir, con una falsa sabidurĆa omnisciente, los destinos del mercado (expresión de la voluntad de una población sobre sus deseos, necesidades y aspiraciones) interviniendo autoritariamente sobre las actividades comerciales por cuestiones de ideologĆa que generalmente conducen a descalabros socioeconómicos nefastos, y que al mismo tiempo ponga en la mesa de conversación, a travĆ©s de actividades comerciales de excelencia como un competidor mĆ”s entre tantos otros, los valores del bien comĆŗn, el servicio a la comunidad, la educación estatal de calidad, el servicio de salud pĆŗblica que ponga en primer lugar la dignidad humana en vez de la billetera (en la que atiendan a personas y no meramente a clientes), el cuidado del medio ambiente y el respeto por la dignidad de la diversidad de los seres vivientes que habitan los distintos hĆ”bitats naturales, etc.
Todo eso nos conducirĆa, como propone Karl Polanyi en su obra La Gran Transformación, a crear comunidades humanas CON mercado, donde el intercambio comercial es una actividad mĆ”s entre tantas otras igual o mĆ”s importantes mĆ”s allĆ” de las cuestiones del lucro, en vez de ser meras sociedades (conjunto amontonado de individuos con relaciones interpersonales auto interesadas) DE mercado, y en definitiva, a sociedades mĆ”s humanas.
[1] Informe de OXFAM āDesigualdad S.A.ā: https://cdn2.hubspot.net/hubfs/426027/Oxfam-Website/oi-informes/davos-2024-desigualdad-sa.pdf?fbclid=PAAaa-3wHSrjG3-Ur5WJGuO5ERNygFwyC9Ip5cSKMQnAUoC6mJ30-c7m8WfkE