El poder conminatorio de la IA
- Prof. Cristian Giambrone

- 23 oct
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 24 oct

La tecnología en general, y la IA como caso paradigmático, no es neutral, ni depende de nuestros usos, sino que constituye la plataforma que sustenta esquemas organizacionales corporativos de alto valor estratégico geopolítico con el objetivo de ejercer un poder psicopolítico de modo cada vez más eficiente.
La propaganda y la narrativa oficial de los grandes medios construye ciertos íconos reconocibles como Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg o Elon Musk que se presentan como revestidos de una especie de heroica "inocencia virginal" que los libera de casi cualquier responsabilidad sobre las consecuencias y efectos negativos de los inventos de sus corporaciones.
El mundo de artefactos digitales en el que vivimos actualmente es el resultado de las operaciones de las grandes corporaciones que inundan el mundo con sus productos en interminables ciclos de innovación que nos llevan a un estado de entusiasmo acrítico permanente en el que naturalizamos la vorágine constante de sociedades cada vez más cambiantes e inestables.
El objetivo es que no tengamos tiempo de pensar y usar nuestra razón crítica, distinta de la inteligencia. Porque pensar requiere tiempo y paciencia, mientras que la inteligencia se orienta solo hacia soluciones y éxito a corto plazo en un contexto de adaptabilidad permanente.
Por eso quizá Heidegger decía que el problema es que estamos actuando demasiado y pensando demasiado poco.
Toda tecnología tiene un diseño que propone un determinado tipo de uso con una lógica particular. Claro que eso se puede subvertir, pero no se logrará tal subversión si se piensa que la tecnología es neutral. Primero hay que conocer su principio de funcionamiento, su diseño y la lógica que propone.
La naturaleza de la inteligencia artificial es una de las cuestiones civilizatorias y filosóficas más importantes de nuestro tiempo, y debe ser una de las luchas políticas fundamentales de nuestra época.
Por eso es fundamental contar con una teoría crítica de la inteligencia artificial. Esa teoría requiere hacer filosofía de la tecnología, pero también una estudio crítico de los poderes económicos, políticos y del estatuto del conocimiento científico que se usa para el desarrollo de la IA.
La IA es hoy un principio técnico universal que consiste en un permanente análisis robotizado de patrones sociales, económicos, políticos, con el fin de intervenir en todos los ámbitos de la vida individual y colectiva. Por ej., los ámbitos del transporte, el sistema de salud, actividades bancarias, la administración de la justicia, prácticas militares. Una lista virtualmente infinita.
Detrás de estos objetivos está la ideología del progreso cuya retórica es la de la constante mejora del mundo gracias a las inagotables virtudes del impulso innovador, uno de los mantras favoritos de Silicon Valley.
Según Éric Sadin, estas tecnologías se convierten, sin que lo advirtamos, en dispositivos destinados a orientar la acción humana de manera sutil, persuasiva, útil, conveniente.
Esto es posible desde el momento en el que se asigna a los sistemas “inteligentes” una superioridad para la evaluación de las cosas y situaciones que la mente humana no tiene. La premisa es que estos dispositivos saben mejor que nosotros mismos lo que nos conviene. Y dado que son cada vez más sofisticados y veloces, están llamados a imponer su propia ley para conducir los asuntos humanos desde la cima de su autoridad informativa y algorítmica.
El proceso no se va dando de manera homogénea ni súbitamente sino que se da gradualmente, en distintos niveles:
Nivel incitativo: por ej. sugiriendo tal o cual complemento alimenticio.
Nivel prescriptivo: por ej. en el caso de las evaluaciones de un postulante a un crédito bancario, o al momento de decidir contrataciones o despidos laborales.
Nivel coercitivo: caracterizado por un impulso de subordinación simbólica y formal de los seres humanos a las ecuaciones y los algoritmos.
En este último nivel se manifiesta de manera más patente esa vocación perturbadora de los algoritmos y la IA: la de manifestar la verdad objetiva de los datos y la información. Así, son las máquinas las que desarrollan su capacidad de evaluar cuantitativamente los diversos escenarios, sacan conclusiones y toman decisiones de optimización y utilidad solo productiva, consumista o lucrativa.
La humanidad va quedando entonces subordinada al poder conminatorio de una sociedad cada vez más utilitarista e instrumental, guiada por intereses privados y corporativos. Por lo tanto, es necesario que todos, sin importar la profesión o los estudios que tengamos, nos pongamos a estudiar y a analizar críticamente las lógicas de desarrollo de la IA y su instrumentalización en el campo social.
Solo de esa manera podremos ser protagonistas de lo que con esta tecnología se haga, a través de la acción política concertada con otros conciudadanos con las mismas aspiraciones críticas y objetivos de lucha política verdaderamente democrática y contra-hegemónica.
Esto es una convocatoria a toda persona con espíritu crítico y político que quiera formarse y estudiar filosóficamente estos asuntos tan crucialmente fundamentales para el futuro próximo de las sociedades en las que vivimos.
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INFORMACIÓN IMPORTANTE:
En el mes de noviembre, a partir del sábado 8, daremos inicio a un espacio de formación virtual de 4 encuentros en nuestra plataforma, sobre el pensamiento del filósofo Éric Sadin y su teoría crítica sobre la Inteligencia Artificial.
Desde el siguiente link podrás encontrar toda la información que necesitás y realizar tu inscripción:

*Con certificado de participación.
*Todas las clases quedarán grabadas.
*No se necesitan conocimientos previos.
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Bibliografía:
Sadin, Éric:
La inteligencia artificial o el desafío de nuestro siglo, Buenos Aires, Caja Negra, 2020.
La era del individuo tirano, Buenos Aires, Caja Negra, 2022.
La vida espectral, Buenos Aires, Caja Negra, 2024.


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